"Pensamientos todo a cien" es un tributo al postmodernismo. Un espacio virtual en el que todo cobra la valía que cada cual le quiera otorgar. Si quieres gritar aquí puedes hacerlo pero, no lo olvides, es virtual...UTILIZA LAS MAYÚSCULAS.

18 septiembre 2006

La pitillera empresaria

Llevo siete años comprando caramelos para la tos, y aún, en mi crédula infancia, no quiero dejar de fumar.
En una tienda todo a cien, compré una pitillera metálica cuadrara, con bordes y esquinas. Una pitillera de verdad.
Me resultaba cruel dejar de proporcionarle inquilinos que le pagasen el módico alquiler. De tal modo que decidí abandonar ese vicio tan rebelde: Fumar.
Lo intenté, pero mi pitillera me chillaba desesperada desde el fondo de un cajón ... Me daba tanta pena.¡
Cuando la saqué de esa cajita de recuerdos y obsesiones pasadas mi pitillera había envejecido... Sus bordes se habían arrugado y su forma cuadrada, ahora endeble y sin holgura, había adoptado un color amarillo de desaliento.
Discutimos sobre el enorme dilema que era para ella poder subsistir sin inquilinos de cabeza amarillenta. Sin ese mundillo amoroso entre los rubios y los negros...sin poder ofrecer ayuda a quien no quería secarse dentro de ella.
Era una pitillera todo a cien muy especial. Cargada de sabiduría.
Sé que tuvo enfrentamientos con las cajas de puros acicaladas que las señoras de alta alcurnia compraban en la cadena cien. Eso si, pedían envoltorio brillante con lazo rojo, o azul, dependiendo del color polítco de a quien se lo regalasen.
El caso es que mi pitillera, obrera de fabricación, había luchado tanto por mantener su negocio a flote, que decidí ofrecerla otra oportunidad y entregarle más inquilinos.
Llegamos a un acuerdo mi pitillera y yo. Yo le regalaba inquilinos con la condición de que los dejara envejecer allí, con ella, con mi pitillera.
Al cabo de los años recibí una llamada urgente de mi pitillera. Esta vez gritó desde un baúl. Qué ocurre ahora? - le pregunté desconsolada - , y ella me advirtió de que no estaba dispuesta a que su negocio se convirtiera en un asilo de secos rubios y negros. No puedo hacer nada pitillera, entiende que al fin y al cabo eres una cajita y que tu actividad empresarial va tomando diversas funciones a medida que crece la vida, cambia la humanidad , y con ella , las costumbres. Volví a sentir pena por mi pitillera y decidí dar una muerte más rápida a los inquilinos. Los introduje en el crematorio de mi cuerpo, me los fumé. Tiré la pitillera a un contenendor lejano a mi casa , donde no escuchase sus gritos.
Hoy bajé a la calle. Han puesto un nuevo todo a cien frente a mi casa. A mi pitillera le han ido bien las coas. Ahora sus hijos valen quinientas. Esperemos que dentro de unos años no valgan quienientos euros. En fin, ¡cómo sube la vida!.

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Holaaa, te devuelvo la visita. Me encantó este artículo y algún otro también. El enlace ya está listo.

4:36 p. m.

 
Blogger Todo a Cien said...

muchas gracias. espero que te gusten los siguientes artículos. en cuanto le eche un par de ratos más al blog te linkeo. un saludo.

10:13 p. m.

 
Anonymous Anónimo said...

Qué fuerte me parece que vayas linkeando por ahí sin más! como se enteren tus amistades ya verás...

6:59 p. m.

 

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