El portal nº 33
Uno andaba por los tejados mientras el otro olía el rastro policial de aquellos que no veían nada pero presumían todo. Y de todo. Y mientras una teja despertaba la inquietud de la infancia y la agudeza canina, una barriga con complejo paterno hundía un colchón- de lana gruesa-, antiguo colchón Una muñeca porcelanosa y tersa-piel tersa-surgía de entre una colcha que levantaban timidamente unos ojos infantiles asustados. Los ojos febriles del terror nocturno. Un pelo puntiagudo y rebelde discutía frente a un espejo con un peine de hilos de cristal. Un insomnio retardado y duradero engullía televisión prohibída. Una mano intranquila soñaba con versos de tinta, Xerox. Una mente turbulenta jugaba con sexos múltiples, violentos, turbios, brutales, también nocturnos-como el terror. Una ancianidad juvenil recordaba imágenes frente a unas agujas de hilo desgastadas bajo unas lentes gruesas de hormigón. ...Y en el soportal de este mundo descansaba quien fuese el mayor soñador, aquel sin nada que robar, sin hija a quien cuidar, sin muñeca que añorar ni peine con que peinarla, sin televisión que mirar, sin mujer a quien violar ni madre anciana que llorar...el vagabundo nº 33.
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