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03 noviembre 2006

Enología sexual

Llegada a casa tras una jornada de apático trabajo me dispongo a abrir una botella de vino. Blanco, seco y joven. Mis prisas, mi afán por deleitar a mis papilas gustativas, mi auténtica sed, mi cierta necesidad de consumir alcohol de manera moderada desde hace 15 años me llevan a no actuar correctamente. En lugar de, con cuidado y esmero, recortar el plástico que rodea al, a veces, femenino cuello de la botella, decido introducir la saga ondulada en el corcho atravesando de manera irrisoria el plástico dorado. Conseguida esta acción libro a la botella de la penetración del corcho y al hacerlo, el plástico rígido desgarrado se enfurece propinándome un profundo corte en la yema del dedo. Sin más dilación suelto la botella y la miro con descaro y a la vez con ignorancia preguntándome como un objeto inanimado me puede causar tanto terror. Tras esto viene el grito interno: el susto. El vino ha tornado de blanco a un color rosado. Mi mano está ensangrentada y el olor al fluido lo tengo impregnado en mi ropa. Vuelvo a mirar el objeto inanimado y no logro dar con la causa de tal actitud hacia mi cuerpo. Me lavo la mano, estrujo mi dedo me cambio de ropa y acudo de nuevo a la cocina para charlar, sin descaro, con la botella. Yo hablo. Ella calla. De vez en cuando emite un leve silbido debido a las burbujas pero con ello no encuentro repuesta a mis plegarias. Tras unos minutos observando el vidrio, ya totalmente inanimado y sin burbujeo, le comprendo. Hay actos que son sagrados y yo debería haber respetado que la copulación entre el corcho y la botella es algo muy íntimo que no puedo desvanecer a mi antojo.

9 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Elegir una botella de vino y abrirla para degustarla, es como desvestir a una mujer; paso a paso, sin apresurarse, para apreciarla mejor.
Me gusta tu blog, espero que en el mío encuentres algo de interés.

6:50 p. m.

 
Blogger Todo a Cien said...

gracias José Antonio. No sé la dirección de tu blog por lo tanto me resultará difícil encontrar algo interesante. pasame el vínculo y te linkeo. un saludo

9:49 a. m.

 
Blogger Todo a Cien said...

JOSÉ RAMÓN, no José Antonio. Jeje. Qué cabeza los domingos tan temprano por la mañana. Disculpa.

9:50 a. m.

 
Blogger Todo a Cien said...

JOSE RAMON, ya he encontrado tu blgo. que cansina soy no?

9:52 a. m.

 
Anonymous Anónimo said...

Recuerdo un caso concreto, en una cena y cuando el sommelier abría con delicadeza una botella de marca bastante cara, una mujer muy entendida de vinos, nada mas que la botella quedó abierta, le dijo muy seria, ya puede llevarse ese vino, está picado.
El sommelier perplejo echó un poco de vino en su copa y ya con el olor hizo un gesto afirmativo, pese a ello lo probó y sin decir nada mas nos trajo otra botella, que él delante de nosotros probó antes.
Saludos

10:54 a. m.

 
Anonymous Anónimo said...

Los misterios del vino son infinitos.

¡¡Defendamos el corcho frente a los tapones de plástico!!

6:23 p. m.

 
Blogger Todo a Cien said...

jajaja raul siempre tan loco y reivindicativo

9:47 a. m.

 
Anonymous Anónimo said...

Hay que estar muy enfermo para ver una cópula en una botella de vino. Freud está deseando reencarnarse para conocerte.

7:12 p. m.

 
Blogger Todo a Cien said...

jajaja . gracias recesvinto a mi también me pareces muy interesante. échale un poco de imaginación a la vida leche¡¡

1:56 p. m.

 

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