Vida puzzleriana
La curiosidad es la herramienta necesaria para cualquier rastreador de internet que se precie pero a veces, puede pasarnos facturas personales.
Me encuentro navegando por internet y, como todo curioso, deseo descubrir si alguien me pone a parir en un foro, si he recibido premios virtuales no reconocidos o si mis allegados me dejaron algún día un mensaje virtual que no llegué a recibir.
La dinámica de mi trabajo es sencilla. En nuestro afamado buscador de Google escribo mi nombre y mi primer apellido, entrecomillado, para que no haya lugar a dudas, y en minúsculas, para que las neuronas virutales no piensen que soy una chillona.
Me apodero de mis logros y de los de las miles y miles de personas que se llaman como yo. Entonces, inicio lo que vengo a llamar mi nueva vida puzzleriana.
Tomo de cada entrada de internet lo que más me interesa. Dibujo mi nueva vida como atleta consagrada, me hago un par de masters y un doctorado con un solo clik del ratón, soy escritora de famélicos relatos, psicóloga especialista en animales de compañía, ludópata y hasta budista reconvertida al cristianismo tras afincarme en Agaipur.
Mi nueva vida me resulta intersantísima de manera que decido dar color a la de los demás. Asi, hago de mi chico un astronauta domador de leones, de mi madre una pitonisa famosa y de mi padre un actor de películas del oeste de pelo colorado y dibujante de comics.
Mi nueva vida si que me gusta porque, simplemente, la he dibujado yo. A mi gusto, con mis sentimientos y cogiendo todo aquello que me gusta de la vida y de las experiencias de los demás.
He podido ser pederasta, defecadora profesional y mujer convertible en mueble pero ya me parecía abusar. La red, da para lo que da. La imaginación ya depende de cada uno.
Esta técnica me sirvió a mi hace unos meses para localizar a una chica con la que estuve viciendo durante un mes en EE.UU. hace ya unos 13 años y de la que había perdido la pista. Encontré una referencia de ella y su marido en una publicación de la parroquia, anunciando el nacimiento de su hija. A través de la revista conseguí contactar con ellos y la verdad es que se quedaron muy sorprendidos de uqe después de tantos años, hubiera podido localizarlos. Con Internet, culaquiera puede convertirse en un intrépido detective
5:04 p. m.
PREFIERO VIVIR MI VIDA REAL QUE LA VIRTUAL, ES MÁS APASIONANTE Y DIVERTIDA.
12:42 p. m.
Qué estupendo internet, que permite husmear en las vidas ajenas! Si alquien desaparece de tu vida, en la mayoría de los casos claro, es porque ambos lo permitieron, no hicieron nada por seguir en contacto. Además tu vida la puedes dibujar tú día a día. Tú también puedes llegar a ser escritora de famélicos relatos (de hecho creo que ya lo eres)...
3:38 p. m.