
Hoy me he sentado en el lado salvajemente sincero de la mesa.En el lado amable de la vida. Frente a mí, la desvergüenza, el despropósito, la hipocresía y el cinisnmo bailaban una danza con el poder. Éste, a su vez, veía aumentado el tamaño de su trono. La obra teatral prometía. Mucho. Yo, desde el lado sincero de la mesa, veía con ironía las desvergüenzas y lanzaba claveles envenenados al escenario. Las comidas en restaurantes son los mejores escenarios para los políticos. Allí, tienen licencia para sobreactuar. Benditos escenarios reales con normas y guiones¡¡¡