"Pensamientos todo a cien" es un tributo al postmodernismo. Un espacio virtual en el que todo cobra la valía que cada cual le quiera otorgar. Si quieres gritar aquí puedes hacerlo pero, no lo olvides, es virtual...UTILIZA LAS MAYÚSCULAS.

21 abril 2008

Abecedeando

Mi persona ha sufrido hoy una dura pugna con el mundo de los caracteres. Las letras "ELES" y "ELLES" se han colocado en forma de vallas para hacerme tropezar y grandiosas "TES" se volcaban a mi paso para hacer una trinchera de prosa. He girado una esquina, pensando que ya llegaría hasta vosotras, pero las "VES", la "UVES" y las "UVESDOBLES" se han conformado como grandes montañas para impedirme el paso. Las he atravesado. Al descender de ellas, una enorme "ESE" se conformaba como un serpenteante río y las "DES", las "ERRES" y las "EQUIS" caña en mano...querían cazarme. Salí impune de esta cruel caza. Por fin, llegué hasta vosotras tras pelear a fuego con "BES" y "EFES". Vocales, os quiero. Liderar el abecedario para que yo, pueda liderar la prosa.

El BOP de mis sueños

Un click de ratón abrió en mí un mundo nuevo por descubrir. Un planeta que, sin saberlo, acabaría enganchándome hasta el punto de que perdí mi dedo índice. Como un niño que asoma en una ventana entreabierta, el Boletín Oficial de la Provincia me descubrió un mundo oculto en el que poder imaginar, dibujar facciones, colores de vehículos y grandes paisajes. Cada mañana, cual ansia del fumador que desayuna un pitillo, encendía el ordenador de la oficina para dibujar mi fantasía mañanera. Imaginaba que los terrenos desafectados para hacer carreteras correspondían a alguna anciana que, desolada, lloraba tras recordar que su marido pasó allí con el tractor cientos de soles. Dibujaba los perfiles de los vehículos que habían sido multados y veía a los propietarios en su interior comiendo sándwiches de cangrejo, fumando cigarrillos, enfureciéndose con las noticias que escupían las radios o produciendo un cálido y jugoso beso. Sin poder parar de imaginar buscaba más droga en forma de letras oficiales para suplir mi deseo. Contabilizaba los sueldos que se habían puesto los políticos, a los que imaginaba de color verde chillón y con orejas puntiagudas, y leía las sanciones que se habían ejecutado por verter residuos a los ríos. A éstos, los imaginaba grises, con textura de chicle y tan humeantes como el cigarrillo que me fumaba mientras una parte de mi pupila vigilaba que nadie me viera. Mi ojo trabajaba tanto como yo. Lo curioso era que no lo hacía por si me pillaban fumando, sino por si alguien observaba el aburrimiento que me otorgaba la primera hora de la mañana mientras esperaba a que el gasoil cafetero entrara en mi interior. Un día te leí. Mira a ver, quizá te hayan enviado una carta notificándote que no se puede ir por la calle sin una sonrisa.