"Pensamientos todo a cien" es un tributo al postmodernismo. Un espacio virtual en el que todo cobra la valía que cada cual le quiera otorgar. Si quieres gritar aquí puedes hacerlo pero, no lo olvides, es virtual...UTILIZA LAS MAYÚSCULAS.

18 septiembre 2006

CUBA - El papel viajero

Yami me ha escrito sobre un papel- casi de estraza- con unas palabras tan apretadas y con unas letras tan alargadas que cualquiera diría que desea ahorrar papel. Luego pensé que sí. Ese papel posiblemente se haya fabricado allí, con la humedad de La Habana…o tal vez haya recorrido medio mundo en la maleta de algún turista y ha elegido como destino un colegio, una guardería, un mostrador ennegrecido de un establecimiento o a la puerta de un frigorífico en permanente época de deshielo. Yami me ha escrito, pero a la vez me ha susurrado que le sople algo de aliento. Reconozco que me da miedo soplar no vaya ser que mis ganas de ofrecerle resuello derrumbe más fachadas de mi querida Habana. Por eso la he mandado un mensaje en este espacio virtual : “Yami, así ven mis ojos ese adorable lugar” ( Fotografías de la Habana)

Los periodistas sufren estrés, pánico y anomalías cardíacas

Estudio de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires
Lo del ejercicio del periodismo no es sólo una profesión de riesgo por estar expuestos a las consecuencias de las guerras o a las iras de aquellos sobre los que se informa diariamente. Los profesionales del este campo están particularmente expuestos a factores de riesgos cardiovasculares, a un nivel de estrés muy elevado, tienen severos problemas odontológicos y sufren de trastornos de ansiedad y pánico, producto, entre otros aspectos, de la inestabilidad laboral y el vértigo informativo, según una investigación elaborada por la Obra Social de Trabajadores de Buenos Aires que puede hacerse extensiva a cualquier otra parte del mundo.Así lo recoge ECD Medios según lo reflejado en el libro "El estrés informativo", que edita la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires como resultado de una investigación que la obra social viene desarrollando desde hace dos años con más de quinientos periodistas pertenecientes a distintos medios.El estudio refleja que el 58% de los pacientes consideran que su trabajo incide en su salud y que eso se manifiesta en trastornos visuales, alteraciones del humor y ansiedad, entre otras patologías.Asimismo, el 47% de estos periodistas están en relación de dependencia en su trabajo, mientras que un 46% desempeña su profesión como colaborador. Del total de encuestados, un 43% señaló que no considera estar en una relación estable de trabajo y un 57% que tampoco tiene estabilidad horaria.En los controles clínicos, el 22,5% de los pacientes tuvo electrocardiogramas anormales. En los estudios de laboratorio el 44% mostró un resultado de colesterol mayor a los 220mg y un 22% además con un nivel elevado de triglicéridos.En el plano odontológico, el 36% de los trabajadores tienen una falta de entre 5 y 28 piezas dentales y necesitan prótesis, casi la mitad tienen varias piezas dentales con caries y un 61% padecen una enfermedad periodontal leve o grave.En líneas generales, el periodista tiene problemas de presión alta, anomalías cardíacas, altos niveles de colesterol, triglicéridos y glucemia; falta de memoria y atención, síntomas de estrés crónico, depresión, ansiedad, pánico y un ambiente laboral inadecuado.

La pitillera empresaria

Llevo siete años comprando caramelos para la tos, y aún, en mi crédula infancia, no quiero dejar de fumar.
En una tienda todo a cien, compré una pitillera metálica cuadrara, con bordes y esquinas. Una pitillera de verdad.
Me resultaba cruel dejar de proporcionarle inquilinos que le pagasen el módico alquiler. De tal modo que decidí abandonar ese vicio tan rebelde: Fumar.
Lo intenté, pero mi pitillera me chillaba desesperada desde el fondo de un cajón ... Me daba tanta pena.¡
Cuando la saqué de esa cajita de recuerdos y obsesiones pasadas mi pitillera había envejecido... Sus bordes se habían arrugado y su forma cuadrada, ahora endeble y sin holgura, había adoptado un color amarillo de desaliento.
Discutimos sobre el enorme dilema que era para ella poder subsistir sin inquilinos de cabeza amarillenta. Sin ese mundillo amoroso entre los rubios y los negros...sin poder ofrecer ayuda a quien no quería secarse dentro de ella.
Era una pitillera todo a cien muy especial. Cargada de sabiduría.
Sé que tuvo enfrentamientos con las cajas de puros acicaladas que las señoras de alta alcurnia compraban en la cadena cien. Eso si, pedían envoltorio brillante con lazo rojo, o azul, dependiendo del color polítco de a quien se lo regalasen.
El caso es que mi pitillera, obrera de fabricación, había luchado tanto por mantener su negocio a flote, que decidí ofrecerla otra oportunidad y entregarle más inquilinos.
Llegamos a un acuerdo mi pitillera y yo. Yo le regalaba inquilinos con la condición de que los dejara envejecer allí, con ella, con mi pitillera.
Al cabo de los años recibí una llamada urgente de mi pitillera. Esta vez gritó desde un baúl. Qué ocurre ahora? - le pregunté desconsolada - , y ella me advirtió de que no estaba dispuesta a que su negocio se convirtiera en un asilo de secos rubios y negros. No puedo hacer nada pitillera, entiende que al fin y al cabo eres una cajita y que tu actividad empresarial va tomando diversas funciones a medida que crece la vida, cambia la humanidad , y con ella , las costumbres. Volví a sentir pena por mi pitillera y decidí dar una muerte más rápida a los inquilinos. Los introduje en el crematorio de mi cuerpo, me los fumé. Tiré la pitillera a un contenendor lejano a mi casa , donde no escuchase sus gritos.
Hoy bajé a la calle. Han puesto un nuevo todo a cien frente a mi casa. A mi pitillera le han ido bien las coas. Ahora sus hijos valen quinientas. Esperemos que dentro de unos años no valgan quienientos euros. En fin, ¡cómo sube la vida!.