Bendita

El ser humano tiene la extraña capacidad de cambiar de registro y continuar su vida como si el instante anterior hubiera sido un dulce sueño o una horrible pesadilla. Navegar por internet convierte al hombre, en ocasiones, en un rudo autómata engullidor de palabras- que no de frases - para que, instantes después, este depredador de expresiones, pueda ordenar y dar sentido a los fluidos de su digestión mental.
Leo un relato de mi escritor favorito en un estado de profunda concentración y disfrute para, de manera inconsciente y como si de un tratamiento de choque se tratara, abrir la página de un diario de actualidad y toparme con la dura y agria realidad.
Lo curioso de estas acciones es que hasta pasados unos minutos, no me he dado cuenta de la crueldad de la noticia que estaba leyendo y pese a que a tráves de mis ojos fluía en letras el dolor, mi sonrisa se había quedado congelada - como mi sentimiento. Aún disfrutaba del pensamiento de mi autor favorito y , pese a cambiar de registro para leer acutalidad, no he asimilado ni una letra de la vida actual propuesta en el site.
Para ello se hizo la ficción. ¡Y bendita sea!